El facón de Almanegra es un arma maldita
que está en poder del Chino, un matón del restaurador de las leyes. Esta
historia ocurre a mediados del siglo XIX en la pampa argentina, durante las
sangrientas guerras civiles. Está inspirada en un muy subjetivo folletín histórico (Amalia) casi
contemporáneo con los hechos. Y con algunos relatos de J. L. Borges y de
Ernesto Sábato.
El libro de historietas tiene 7
capítulos, 80 páginas, mas de 7 dibujantes y un guionista.
El
chino es un rebelde y un sobreviviente. Y a veces ambas cosas a la vez.
El gobierno de Rosas era un gobierno popular al que se
oponían las clases dominantes. El chino es de clase baja, un despojo de esa
sociedad. Contra la que se rebelara, de forma individual casi sin saberlo, con
rencor pero con gallardía.
El
comportamiento del chino es, en algo, semejante a su regente (el restaurador de
las leyes), ladino y antojadizo.
Por
eso en el capítulo 5 ya no está en Buenos Aires que es su territorio.
Si
bien los primeros 2 capítulos suceden a la vez, los demás capítulos se separan
por años o meses. Y obligan pensar que sucedió anteriormente. Ese mecanismo que obliga al lector también
está presente en cada capítulo.
Primero
embosca a un (rico) estanciero insurrecto, después recuerda su cruel infancia, que
lo hizo como es. En el capítulo 3 debe decidir (que lo muestra como un
importante personaje de la Buenos Aires rosista) en un pleito de federales y unitarios, entre soldados pobres y
ricos ciudadanos. En los 2 siguientes se enfrenta con el legendario tigre de
los llanos. En el 6 y el 7 participa de 2 batallas decisivas (Quebracho herrado
y Caseros), del lado de los vencedores, sino difícilmente hubiera sobrevivido. Hasta que se reencuentra con su
patrón, don Juan Manuel, para enrostrarle su expulsión de
los colorados del monte. Esta ficción histórica tiene algo fantástico y
una historia de amor (que evita caer en el esperable romance entre los 2 bandos
antagónicos, una unitaria y un federal).
Si
bien puede considerarse una historia localista debería leerse en cualquier
lugar del mundo, como se leen las historias de samuráis o cowboys o
mosqueteros. Es una historia violenta con muchos giros inesperados.
Ilustración de Alejandro Aguado.
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